LA MARCHA DE LOS PINGÜINOS

Todo un alarde de profesionalismo cinematográfico es el realizado en “La Marcha de los Pingüinos”, que nos lleva a conocer el mundo maravilloso, pero a la vez inhóspito y trágico del “Pingüino Emperador”.
Filmada en zonas del ártico, donde se sobrevive a temperaturas de 40 grados bajo cero, el director Luc Jaquet nos muestra en su documental un aspecto muy particular de esta especie, precisamente cuando inician de manera extraordinariamente organizada su travesía de más de dos meses a un lugar donde habrán de aparearse y tener sus crías.
De esta manera, una excelente fotografía nos expone todo un ritual de vida y muerte, porque en esta travesía las tormentas de nieve y los prolongados meses sin comer, habrá de cobrar su víctimas.
La aurora boreal, paisajes gélidos y la fuerza del “`Pingüino Emperador” para subsistir en las condiciones más adversas hacen de este documental todo un alarde de profesionalismo del equipo que le permitirá vivir en la pantalla esta aventura.
La lente de los camarógrafos, que permanecieron durante varios meses en medio de bajas temperaturas, captaron la maravilla de la naturaleza con toda su crudeza y belleza.
Toda la película está plagada de grandes momentos, desde que se forman ordenadamente en largas filas hasta que llega la señal de partir hacia el lugar donde se reproducirán.
Durante su trayecto, que se prolonga por varios meses, no comen nada y a esto hay que sumarle el hecho de que mientras transcurre el proceso de incubación del huevo tampoco prueban ningún alimento.
Es realmente increíble cómo logran sobrevivir hasta que finalmente nace la cría y entonces la hembra previamente se desplaza hacia el mar con el objetivo de traerle alimento a su vástago.
La naturaleza aún nos depara sorpresas y nos da una gran lección, por lo que debemos preservarla para que siga produciéndose el milagro de la vida como ocurre en “La marcha de los pingüinos”.