La Música de Cámara de Beethoven, Brahms y Britten
Por: Ignacio Arellano Mora
El joven pianista israelí Inon Barnatan ha convocado a una pléyade de músicos para ofrecernos un concierto de música contemporánea.
Acompañado por la violoncellista Alisa Weilerstein, la violinista Liza Ferschtman y el Jupiter String Quartet, Barnatan ofrecerá un concierto que gira en torno a tres piezas fundamentales del repertorio camerístico del último siglo y medio.
El viaje musical que nos ofrecen estos jóvenes abreva en tres de las grandes “Bes” en la historia de la música: comienza en los albores del romanticismo, con una sonata de Beethoven; llega después a una pieza de Brahms escrita a finales del siglo XIX; y concluye en 1975, con la última gran obra de Benjamin Britten.
La reunión de estos músicos nos da la oportunidad de escuchar un programa fuera de lo común, donde se dan cita tres obras que provienen de géneros distintos y por ello, habitualmente, no se escuchan juntas: una sonata con piano y un instrumento de cuerdas, un trío con piano, y un cuarteto de cuerdas.
Las tres son obras representativas de autores que cambiaron la historia de la música de concierto: composiciones estrenadas en un arco que va del siglo XIX a finales del XX, y que son dignas representantes de la actitud experimental que marcó a la música de nuestro tiempo.
Aunque Beethoven recoge la forma sonata de Mozart y Haydn, nadie antes que él había compuesto sonatas para violoncello: no había modelo a imitar.
Por eso, los intérpretes de violoncello recordarán siempre a Beethoven con agradecimiento. Gracias a esas sonatas el instrumento adquirió dignidad propia; dejó la mera función de acompañante que había tenido en la música anterior, y comenzó a desarrollar un repertorio único, una voz particular.
En esa obra de madurez que es la Sonata para violoncello y piano no. 5 en Re mayor, op. 102/2 de Ludwig van Beethoven, por primera vez los dos instrumentos dialogan juntos, sin someterse el uno al otro, en igualdad de circunstancias.
El Trío para piano y cuerdas no. 2 en Do mayor, op. 87 de Johannes Brahms también utiliza la forma “sonata”, con todo y sus cuatro movimientos: es una obra que respeta las formas tradicionales y al tiempo tiene un sabor particular.
El Trío para piano y cuerdas no. 2 es también una creación de madurez, cuyo primer esbozo fue escrito en 1880, al mismo tiempo que el Trío para piano y cuerdas no. 1; Brahms tardó dos años más en completar este segundo trío, que tiene una música sutil y compleja, sobre todo en la parte del piano.
El Cuarteto para cuerdas no. 3, op. 94 es la última gran obra de Benjamin Britten, sin duda uno de los compositores más importantes del siglo XX; un hombre cultísimo, amigo personal de Shostakovich, que se propuso ser “la cuarta B” en la lista de las “tres Bes”, los tres grandes de la música culta (Bach, Beethoven, Brahms).
El Cuarteto para cuerdas no. 3 está inspirado en la belleza de la ciudad de Venecia.
La obra fue terminada pocos meses antes de la muerte de Britten, y se estrenó póstumamente.
Inon Barnatan, Alisa Weilerstein, Liza Ferschtman y el Jupiter String Quartet ofrecerán un concierto intitulado Shostakovich, Brahms, Britten: música de cámara.
La cita es el día 23 de abril a las 20:30 horas, en el Teatro de la Ciudad en el marco del Festival de México en el Centro Histórico.
El joven pianista israelí Inon Barnatan ha convocado a una pléyade de músicos para ofrecernos un concierto de música contemporánea.
Acompañado por la violoncellista Alisa Weilerstein, la violinista Liza Ferschtman y el Jupiter String Quartet, Barnatan ofrecerá un concierto que gira en torno a tres piezas fundamentales del repertorio camerístico del último siglo y medio.
El viaje musical que nos ofrecen estos jóvenes abreva en tres de las grandes “Bes” en la historia de la música: comienza en los albores del romanticismo, con una sonata de Beethoven; llega después a una pieza de Brahms escrita a finales del siglo XIX; y concluye en 1975, con la última gran obra de Benjamin Britten.
La reunión de estos músicos nos da la oportunidad de escuchar un programa fuera de lo común, donde se dan cita tres obras que provienen de géneros distintos y por ello, habitualmente, no se escuchan juntas: una sonata con piano y un instrumento de cuerdas, un trío con piano, y un cuarteto de cuerdas.
Las tres son obras representativas de autores que cambiaron la historia de la música de concierto: composiciones estrenadas en un arco que va del siglo XIX a finales del XX, y que son dignas representantes de la actitud experimental que marcó a la música de nuestro tiempo.
Aunque Beethoven recoge la forma sonata de Mozart y Haydn, nadie antes que él había compuesto sonatas para violoncello: no había modelo a imitar.
Por eso, los intérpretes de violoncello recordarán siempre a Beethoven con agradecimiento. Gracias a esas sonatas el instrumento adquirió dignidad propia; dejó la mera función de acompañante que había tenido en la música anterior, y comenzó a desarrollar un repertorio único, una voz particular.
En esa obra de madurez que es la Sonata para violoncello y piano no. 5 en Re mayor, op. 102/2 de Ludwig van Beethoven, por primera vez los dos instrumentos dialogan juntos, sin someterse el uno al otro, en igualdad de circunstancias.
El Trío para piano y cuerdas no. 2 en Do mayor, op. 87 de Johannes Brahms también utiliza la forma “sonata”, con todo y sus cuatro movimientos: es una obra que respeta las formas tradicionales y al tiempo tiene un sabor particular.
El Trío para piano y cuerdas no. 2 es también una creación de madurez, cuyo primer esbozo fue escrito en 1880, al mismo tiempo que el Trío para piano y cuerdas no. 1; Brahms tardó dos años más en completar este segundo trío, que tiene una música sutil y compleja, sobre todo en la parte del piano.
El Cuarteto para cuerdas no. 3, op. 94 es la última gran obra de Benjamin Britten, sin duda uno de los compositores más importantes del siglo XX; un hombre cultísimo, amigo personal de Shostakovich, que se propuso ser “la cuarta B” en la lista de las “tres Bes”, los tres grandes de la música culta (Bach, Beethoven, Brahms).
El Cuarteto para cuerdas no. 3 está inspirado en la belleza de la ciudad de Venecia.
La obra fue terminada pocos meses antes de la muerte de Britten, y se estrenó póstumamente.
Inon Barnatan, Alisa Weilerstein, Liza Ferschtman y el Jupiter String Quartet ofrecerán un concierto intitulado Shostakovich, Brahms, Britten: música de cámara.
La cita es el día 23 de abril a las 20:30 horas, en el Teatro de la Ciudad en el marco del Festival de México en el Centro Histórico.
Etiquetas: MÚSICA
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